Pese a la relevancia del acuerdo, su entrada en vigencia requiere la ratificación de al menos 60 países.
Hasta el momento, solo 21 lo han ratificado, entre ellos Chile. Argentina, por
su parte, aún no ha remitido el tratado al Congreso para su tratamiento
legislativo.
En este contexto, Francia
ha comenzado a ejercer presión diplomática para que Argentina avance en la
ratificación. El interés francés está vinculado con la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos
(UNOC3), que se celebrará en junio en la ciudad de Niza. El gobierno de Emmanuel
Macron aspira a que el tratado esté vigente para entonces y ha intensificado gestiones con países
particularmente afectados por la actividad pesquera ilegal o no regulada.
Mientras tanto, los buques extranjeros continúan extrayendo
especies como el calamar y la merluza en el borde del Mar Argentino, un espacio rico en recursos pero carente de
normativa internacional efectiva. La ratificación del BBNJ representaría un
paso clave para revertir esta situación y reforzar la defensa del ecosistema
marino del Atlántico Sur.