Había llegado al grado de Vicealmirante cuando falleció el 24 de enero de 1915, en Estados Unidos, a los 53 años, en plena actividad militar y diplomática.
Para la Armada Argentina, fue un destacado personaje de su historia por su aporte a la modernización de la Institución. Estos son algunos de los hechos que lo destacan:
Como joven oficial, formó parte de una Marina de Guerra del siglo XIX que se desempeñaba en los ríos y que hacía sus primeros pasos en la vida institucional de la Argentina, y de una Fuerza que ponía un pie en el siglo XX, durante el que fue partícipe y promotor de la modernización de la Armada y de su paso al mar.
Betbeder había ingresado a la Escuela Naval en 1878, con casi 17 años, de donde egresó en 1882 como subteniente, siendo el primero de su promoción. Sus primeros pasos como marino los hizo a bordo de la cañonera “Uruguay”.
Junto a otros jóvenes militares emparentados con los ideales de la Generación del 80, como Santiago Albarracín, Manuel García Mansilla, Eduardo O’Connor, Manuel Domecq García o Félix Dufourq, entre otros egresados de las primeras promociones y profesores de la Escuela Naval Militar, Betbeder fue partícipe de la fundación del Centro Naval, el 4 de mayo de 1882.
Realizó trabajos hidrográficos en la zona de Bahía Blanca, los cuales fueron importantes para el conocimiento de las vías fluviales de la región, facilitando el movimiento de tropas. Como parte de las operaciones militares en la región patagónica, demostró que la intervención y conocimiento naval eran tan importantes como las maniobras terrestres.
Aunque entre 1883 y 1893 navegó o comandó diversas unidades como el monitor ARA “Los Andes”, el vapor ARA “Ushuaia” y los acorazados ARA “Almirante Brown”, ARA “9 de Julio” y ARA “25 de Mayo”, su comando más icónico fue el del buque escuela de la Armada, hoy convertido en buque museo.
Betbeder ya había oficiado de comandante mientras el buque era construido en Liverpool. Una vez entregada la embarcación al gobierno argentino, la navegó desde ese puerto del norte inglés hasta su apostadero en el Río de la Plata.
Y en 1899 dio la vuelta al mundo como su comandante, en lo que fue el primer viaje de circunnavegación de la fragata "Sarmiento", recorriendo casi 50.000 millas náuticas durante dos años y dando el primer paso en un camino que culminaría con más de 30 viajes formando a los cadetes navales.
En 1900, pasó a ocupar la Jefatura del Estado Mayor General de la Armada. En su gestión, implementó reformas destinadas a mejorar la operatividad y estructura orgánica y administrativa de la Fuerza. Así, tuvo un rol esencial en el fortalecimiento de la capacidad naval de la Argentina, en un periodo en el que todos los países del mundo comenzaban a incrementar su poderío en el mar.
Al fallecer el ministro Martín Rivadavia, durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca, ocupó el cargo de forma interina y siguió planificando y ejecutando las políticas de modernización naval del país y la Fuerza. Volvió al Ministerio de Marina, de 1906 a 1910, ya como titular y con el grado de Vicealmirante. Desde esa cartera promovió la adquisición de unidades navales y el fortalecimiento de la industria naval, con lo que la Armada Argentina comenzó a erigirse como una fuerza moderna y eficiente en Sudamérica.
El Vicealmirante Betbeder fue quien decidió que el joven Alférez de Fragata José María Sobral participara de la expedición del sueco Otto Nordenskjöld al continente blanco, a bordo del “Antarctic”. Así, marcó uno de los puntos de partida de la actividad científica argentina en la Antártida y dejó un importante precedente.
La expedición quedó varada en la Antártida cuando el velero quedó aprisionado entre los hielos y se hundió, lo que desembocó en el épico rescate a cargo de la corbeta ARA “Uruguay”, al mando de otro ilustre: el entonces Teniente de Navío Julián Irízar.
El cabo Betbeder/punta Castro, ubicado al suroeste de la isla Andersson, fue descubierto por la expedición sueca de Nordejnskjöld.
Los islotes Betbeder, en el archipiélago Wilhelm, descubiertos por una expedición francesa.
El Refugio Betbeder, en la isla Cerro Nevado, inaugurado el 1° de enero de 1954 por el Capitán de Fragata Luis Villalobos, cerca del refugio Suecia que usó Nordenskjöld en su estadía en el continente blanco.
En 1908, tiempos en que los dirigibles eran considerados medios adecuados para ascensiones y entrenamiento aéreo, Betbeder encomendó el estudio de la posibilidad de su empleo para la exploración y patrullaje del estuario del Río de la Plata y de la costa de la Provincia de Buenos Aires. Los dirigibles adquiridos se llamaron "El Plata" y "Los Andes", pero los avances en tecnología aeronáutica los fue desplazando en favor de los aviones.
Presidió la Comisión Naval en Estados Unidos con el objeto de vigilar la construcción de los acorazados ARA "Rivadavia", que fue entregado en 1914, y ARA "Moreno", asignado a la Marina de Guerra Argentina en 1915. Betbeder falleció ese año, en Nueva York, y alcanzó a ver el pabellón nacional flameando en ambos navíos. Sus restos fueron repatriados y descansan en el Cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires.