La Marina de Israel interceptó en las últimas horas a varias de las embarcaciones que conforman la flotilla internacional con ayuda humanitaria rumbo a la Franja de Gaza, y detuvo a parte de sus tripulantes. El operativo fue confirmado por medios israelíes, que señalaron que la acción se dio “en defensa de la seguridad nacional”, en línea con la política del gobierno de Benjamin Netanyahu de impedir cualquier ingreso por vía marítima a territorio palestino.
El dirigente argentino, Ezequiel Perissini, integrante de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Cuarta Internacional, que navega desde el 31 de agosto en el barco Sirius, había denunciado previamente en diálogo con PERFIL que la flotilla humanitaria que intentaba romper el bloqueo a Gaza se encontraba bajo hostigamiento del Estado de Israel en aguas internacionales. Según relató, unas 20 embarcaciones israelíes se dirigían a gran velocidad hacia su posición para conformar un bloqueo marítimo.
“Israel ya ha lanzado dispositivos explosivos sobre nuestras embarcaciones con drones, y ayer utilizó un submarino, un barco de guerra y dos lanchas rápidas para ensayar la interceptación que buscan realizar hoy. Esta acción es ilegal y criminal porque se desarrolla en aguas internacionales”, había declarado el dirigente, en diálogo con PERFIL. La flotilla global Sumud está integrada por más de 500 personas de 50 países distribuidas en 44 embarcaciones, con el objetivo de entregar ayuda humanitaria a Palestina.
El argentino criticó además la actitud de varios gobiernos europeos que inicialmente habían escoltado a la flotilla pero se retiraron en los últimos días. “Italia nos acompañó dos días con fragatas y ahora nos ha abandonado ante la violencia criminal de Israel. La posición de Pedro Sánchez (presidente de España) fue ridícula y vergonzosa: prometió un barco de protección y nunca llegó”, afirmó. Según denunció, esa retirada deja a los activistas “solos y expuestos”, lo que convierte a los países que se alejaron en “cómplices” del bloqueo.
El contexto de la denuncia está marcado por el recrudecimiento del conflicto en la Franja de Gaza, donde el asedio israelí mantiene a la población sin acceso suficiente a alimentos, agua potable, medicamentos ni energía eléctrica. Organismos internacionales advirtieron que la situación humanitaria es crítica y reclamaron la apertura de corredores seguros para el ingreso de suministros, algo que, hasta ahora, Israel impide.
Desde el inicio de la ofensiva israelí, miles de civiles palestinos resultaron muertos o desplazados, y amplias zonas de Gaza permanecen destruidas por los bombardeos. A pesar de los llamados de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias, el gobierno de Benjamin Netanyahu mantiene el bloqueo total bajo el argumento de impedir el ingreso de armas a grupos armados palestinos.
“Llamamos a los pueblos del mundo a sostenerse en alerta y movilizarse para repudiar esta acción criminal y solidarizarse con el pueblo palestino que sufre un genocidio. El Gobierno debe entender que no es un juego ni un show: son vidas humanas en peligro”, concluyó el dirigente, que advirtió que permanecerían en alerta mientras esperaban la inminente interceptación en alta mar.
Agrupaciones de izquierda convocaron para este miércoles a las 18 horas a una movilización en la intersección de Avenida de Mayo y 9 de Julio, en repudio al hostigamiento israelí contra la Flotilla Global Sumud. Bajo el lema “¡Si tocan a la Flotilla, marchamos! ¡Palestina libre del río al mar!”, los organizadores difundieron un llamado urgente a las calles tras la denuncia de interceptación en aguas internacionales.
El banner de la convocatoria refuerza el tono de la protesta con la consigna: “Interceptaron la flotilla. Todxs a las calles”. La marcha se suma a una serie de expresiones de solidaridad que buscan visibilizar la situación de las más de 500 personas de 50 países que integran la flotilla, entre ellas dirigentes argentinos que denuncian maniobras de intimidación y bloqueo.
La manifestación también se enmarca en el creciente rechazo internacional al asedio israelí sobre Gaza, que mantiene a la población palestina en una crisis humanitaria sin precedentes. Las agrupaciones convocantes advierten que la presión callejera es clave para frenar el intento de interceptación y para exigir a los gobiernos que protejan la integridad de los activistas y la llegada de ayuda humanitaria.